domingo, 1 de noviembre de 2009

Objeto del Trabajo Social

Las ciencias desarrollan metodologías con bases en objetos reales, estas son rigurosas, deterministas y algunas se rigen por reglas. Por lo mismo no contienen una flexibilidad a medida que van ocurriendo hechos tan diversos como los que ocurren en la realidad social contemporánea.

Las ciencias tienen un cuerpo real y otro formal (objeto-sujeto), el real existe en nuestro entorno y el formal emerge desde la base de lo múltiple y crea reglas únicas que son invariables, estas son las llamadas teorías metodológicas y analizan variables casos mediante un método común que alberga a todos ellos. Del mismo modo que el objeto de estudio de un biólogo es la vida, son todos los organismos vivos que comprenden en ella, los recoge en formas comunes y los plantea como reglas. Las ciencias biológicas plantean métodos y teorías para clasificar y discriminar objetos que están inmersos en lo real y a partir de ello crean metodologías para tratar diversos casos.

Las ciencias sociales realizan un estudio sobre las interacciones sociales y el desenvolvimiento de los sujetos en un ambiente especifico, un ambiente social donde se forman hechos concretos de la realidad. No obstante, dentro de las ciencias sociales respecto de otras ciencias existe una dificultad, porque las ciencias formales (matemáticas, lógica, física) poseen un objeto especifico de estudio, en cambio las ciencias sociales carecen de un objeto preciso de estudio, lo que se transforma en un problema de gran envergadura a la hora de crear una forma de estudio si no poseemos un objeto concreto y claro de análisis. Por eso resulta tan difícil encontrar un objeto único en las ciencias sociales, y más aun en el trabajo social.

En el trabajo social es aquella disciplina que trabaja la materia social para conocerla y transformarla. Sin embargo, a través de la historia del trabajo social se ha ido modificando la concepción y división del objeto. Es decir no solo están condicionados a planteamientos científicos o metodológicos uniformes sino que además existen cambios que se traducen en coherencias con los hechos históricos determinados. Del mismo modo no es lo mismo hablar del enfoque y acción logrado por Mary Richmond que hablar del trabajo social contemporáneo.

Los primeros indicios del trabajo social fueron planteados por Mary Richmond en el año 1917 postulando la existencia de una dualidad en la interacción de esta disciplina, tanto por su análisis de interacción entre pares como por las múltiples carencias sufridas en el orden social de los individuos en su tiempo. Lo que propone la autora es una asistencia de orden caritativa-asistencialista donde el individuo no posee las herramientas suficientes para superar su situación, por lo que la asistente social debe concientizar moral y económicamente al individuo para que se adapte al orden establecido.

Lo que se plantea posteriormente (década del 70) es que todos los problemas tienen su origen en el orden social, y por este mismo motivo queda obsoleta la teoría de la idea que las necesidades y problemáticas nacen a partir de una patología individualizada. Se somete a critica la concepción cristiana-asistencialista del trabajo social (donde se enfatiza que el individuo posee falencias de índole moral y de carácter que se le atribuye la miseria y los problemas a los individuos solo bajo parámetros morales) por una que enmarca el problema de la pobreza, carencia y necesidades a partir de las fallas legislativas de orden político y económico, es decir el sujeto vive en una situación de miseria porque tiene falencias de índole social, político y cultural.

No obstante, en la década de los 70 existieron nuevas voces que sometieron a discusión el planteamiento profesional asistencialista planteado por Mary Richmond, señalando que uno de sus problemas mas medulares había sido la incapacidad de realizar un análisis sobre el objeto mismo, producto de aquello se le obstaculizaba alcanzar la cientificidad al trabajo social, lo cual se convierte en una limitación importante para avanzar en la discusión sobre la metodología.

Se intenta quebrantar con la concepción sujeto-objeto del paradigma positivista-asistencialista, por uno que ponga en cuestionamiento la teorización que ejerce el trabajo social hasta ese entonces, planteando que resulta irrisorio generar teorías que enriquezca la teoría si aun no se entiende con claridad la práctica y el tipo de objeto que se debe abordar.

Según postulados de Boris Lima plantea “cuando el trabajo social se preocupa por conocer las cuestiones esenciales de los fenómenos o problemas que se le ofrecen como objeto de estudio y de intervención. Es decir, cuando inicio el camino al interior de los fenómenos para encontrar en ellos la naturaleza contradictoria y sustancial que los explica”. La reflexión del señor Lima nos entrega 3 formulaciones del trabajo social reconceptualizador dignas de destacar:

1.- las problemáticas sociales tienen una connotación de fenómenos lo que se producen al interior de la sociedad y no fuera del idealismo social y moral hasta ese entonces enfocado principalmente por la oligarquía, lo que significa un cambio radical en la concepción del objeto de estudio, ya no desde una perspectiva individualizada y moralizadora, sino a través de un acercamiento “sociológico” de la realidad, interpretándola a partir de los cambios, formas o mutaciones que se presentan a través de la sociedades modernas;

2.- El objeto de estudio debe ser intervenido práctica y analíticamente para explicar los hechos ocurridos que suceden en el núcleo de la interacción social. Tiene una relación de temporalidad, es decir para eventualmente cambiar el presente negativo debo generar instancias transformadoras para el individuo (no de manera paliativa o momentánea) a través de la practica se trabaja en conjunto con el individuo vulnerable para modificar su situación social y posiblemente mejorar el futuro, y finalmente

3.- De acuerdo con el contexto histórico y las múltiples influencias que tuvo la teoría marxista-socialista y la dialéctica histórica en la década del 70 en Latinoamérica se puede concluir que el autor enfatiza en la búsqueda de la naturaleza contradictoria y sustancial de los fenómenos reales para explicar la dialéctica materialista que se demuestra como una respuesta para resolver las problemáticas sociales existentes.

El trabajo social como disciplina estudia el objeto a través del curso de acción en el que se desenvuelve la materia estudiada, para eventualmente lograr una transformación de tipo social. Frente a los objetos, el trabajo social se va vertiendo con capas o categorías cada vez más complejas y lo mismos hacen ser al objeto más específico y determinado. Mediante la lógica de los mas general a lo mas particular se va complejizando la acción profesional para solucionar las problemáticas sociales. Desde ahí se incursiona en un nuevo método que intenta plantear una nueva lógica de accionar para que el propio objeto se convierta también en un sujeto de acción.

Sin embargo al interior de la comunidad intelectual del trabajo social en la época reconceptualizadora hubieron voces criticas a la construcción y propuestas metodológicas de aquel entonces, indicando que la reconceptualización enfatizaba demasiado en la teoría marxista dialéctico e histórica de orden mecanicista, dejando de lado los estudios epistemológicos de la profesión, lo que resultaba perjudicial a la hora de abordar la profesión bajo parámetros científicos. En la actualidad la epistemología se encarga del análisis crítico de las ciencias como saber formal. Las ciencias nos entregan las herramientas necesarias para la elaboración de métodos y metodologías al estudio y teorización de las ciencias sociales. Por ello resulta trascendental enfatizar en este tipo de temáticas al interior del trabajo social para avalarlas como profesión, porque en el caso que no existiese la epistemología como materia de estudio del trabajo social, esta disciplina solamente tendría una connotación tecnicista lo que nos desplazaría a la categoría de técnica.

Según la propuesta de Celats en la década de los 80 replantea el paradigma respecto del objeto, señalando que el trabajo social más que poseer un objeto de análisis y de estudio, posee un objeto de intervención social y que este mismo mediante la mediación provoca un modo de conocimiento que genera nuevas experiencias. Es la capacidad que tiene el profesional de distinguir y discriminar los aspectos mas susceptibles de las necesidades y problemáticas sociales.

Objeto de estudio:
Se realizara un ejemplo sobre violencia intrafamiliar donde se analizarán las problemáticas a través de la familia, del individuo y eventualmente diagnosticar sobre la problemática.
Problema social: Violencia intrafamiliar
Objeto de estudio: niños maltratados al interior del hogar

Criterio histórico: se investigara el pasado familiar sobre esta problemática.
• Puede ser hijo de padres maltratados durante la niñez
• Se puede relacionar con pautas de machismo y autoritarismo
• Débil fortificación familiar (familia disgregadas)
• Compuesto solamente por los padres o una madre (familia unitaria)
• Condiciones de pobreza generacionales (transmitidas de padres a hijos)
• Problemas de alcoholismo o drogadicción al interior del hogar
El niño no vive con sus padres, sino con algún pariente en segundo grado, abuelos o alguna persona sin ningún vínculo sanguíneo.

Criterio Empírico: por medio de la observación y estudio prolongado del caso a través del tiempo se pueden comprobar los siguientes hechos:
• El niño en la escuela se comporta de manera agresiva golpeando a sus compañeros.
• Tiene mal rendimiento escolar, problemas de aprendizaje
• Diagnósticos psicológicos postulan que el niño tiene conductas agresivas y contradictorias para su edad
• Exámenes médicos comprobarían la presencia o indicios de abuso sexual al niño-a
• Se observan la presencia de moretones en el cuerpo del niño o marcas físicas de cualquier tipo
• Dificultad para interactuar con sus pares(niños sobre introvertidos)

Diagnostico de Caso:
El niño Tiene dificultades cognitivas o psicológicas porque sufre violencia intrafamiliar de índole:
• Física
• Psicológica
• Psico-biológico y cultural
• Incapacidad para establecer relaciones afectivas tanto en su vinculo familiar inmediato, como su entorno social concordante a su edad (en este caso la escuela)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Huellas humanas en el ocaso de 200 años de historia chilena.


La primera junta de gobierno marca una etapa de la historia crucial para la formación de Estados independientes en América Latina. El 18 de septiembre del año 1810, la corona española caía en manos del imperialista Bonaparte, y es caos no tardo en masificarse por toda la península española. Los funcionarios españoles continuaban ejerciendo la soberanía real en el continente Americano por medio de la Junta Central o Consejo de Regencia. Por otro lado, los criollos confirmaron su lealtad a la imagen del rey y argumentaron que era legítima la formación de juntas de gobierno en América, siempre y cuando estas se apegaran a las tradiciones de la corona y al rey mientras este se encontrase imposibilitado de ejercer el poder. No obstante las recriminaciones no tardaron de florecer entre los criollos, y fue así como se establecieron una serie de medidas que contemplaban algunas libertades para este territorio, que serían la ante sala para la formación de concepciones liberales y aspiraciones de autonomía. Hoy, insertos en 199 años de independencia e historia chilena, el proyecto madre que mueve nuestras expectativas y focaliza nuestras miradas es la celebración del bicentenario que conmemora 200 años de vida independiente, compuesta de múltiples hechos sociales como triunfos militares, gobiernos oligárquicos, democracias disfrazadas, movimientos sociales, sociedades terratenientes, pobreza desvergonzada y éxitos económicos que han formado a través de la historia la figura y composición socio- cultural de nuestra idiosincrasia chilena.


El proyecto Bicentenario esta personificado en una especie de diario de vida de todos los chilenos como nación independiente, es una conmemoración histórica que nos habla de lo que somos y deseamos aspirar. Durante el proyecto de recopilaran diversas informaciones, monumentos, símbolos, iconos e historia que rescaten la esencia del pueblo chileno, su concepción de mundo y lo que deseamos expresar socialmente. La recopilación de todas las obras, proyectos y programas son un regalo para las futuras generaciones, es decir, es un traspaso socio- cultural de generación en generación que destaca nuestras virtudes y se hace cargo de nuestros pendientes.


El plan bicentenario fue originado el 16 de octubre del 2002 utilizando la constitución por medio del Decreto Supremo Nº 176 durante el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos. Para lograr una eficiente planificación del plan estrella de los gobiernos de la concertación, se confeccionó un grupo de trabajo denominado Comisión Bicentenario. Ellos son los llamados a trabajar en la coordinación de políticas, diseños, programaciones culturales, proyectos y actividades de diversa índole destinadas a conmemorar la gran fiesta de todos los chilenos. Las obras, proyectos y programas de orden estatal más destacadas son: Museo de la memoria, Centro Cultural Gabriela mistral, Parque eco- cultural Quebrada Verde, Ruta Patrimonial Gabriela Mistral, Plan Maestro de ciclo rutas, Centro cultural Embajada de Chile, Parque Tecnológico, Parque Bicentenario de la Infancia, Sendero de Chile, Los encuentros Chile mas cultura, Red Sismológica de vigilancia volcánica Nacional, Congreso Internacional de la lengua Española, Trienal de Chile 2009, Recuperación del parque Quinta Normal, Programas de desarrollo de Humanidades, artes y ciencias sociales, Red de estadios, Programas de centros culturales, etc. Sin embargo el sector privado también ha impulsado una serie de proyectos que buscan destacar dentro de esta gran celebración, las iniciativas mas destacadas son: Réplica de la Corbeta Esmeralda en Iquique, con un aporte de US$3 millones de Minera Collahuasi, la construcción del rascacielos más alto del país y de Sudamérica, la Torre Gran Costanera, del grupo Cencosud, Colector para el río Mapocho, en el cual Aguas Andinas invertirá US$113 millones, Donación de mil bibliotecas para colegios y universidades públicas por parte de la Cámara Chilena de la Construcción, la Pontificia Universidad Católica y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, "Chile en cuatro momentos", proyecto de la Universidad de los Andes, El Mercurio y Enersis sobre la vida cotidiana en diferentes etapas de la historia de Chile, etc.


Pero ¿Cuál será el objetivo del Bicentenario?- fomentar una idealización de los que somos o promocionar obras o monumentos que nos identifiquen como chilenos. Miremos hacia el centenario, el país estaba en penurias producto de la guerra Civil del 91, el nacionalismo estaba a flor de piel provocada por el mismo conflicto y la oligarquía Parlamentaria se alzaba como la nueva conglomeración hegemónica en el país, fue en este contexto donde se estableció una comisión de notables con la idea específica de llegar al primer siglo de nación independiente de forma digna. Cien años después analizando el planteamiento conservador resulta hasta banal y frívolo su concepción de nación y Republica, sin embargo, si no hubiese existido esta visión no habrían sido llevadas a cabo obras, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Parque forestal, la Estación Mapocho, los tribunales de Justicia, la red de tranvías, etc. Al parecer las obras arquitectónicas son las que verdaderamente marcan un hito histórico- social en nuestros subconscientes, porque personifican un símbolo atemporal, que surge en una época determinada pero logra romper las barreras cronológicas y se inserta como un icono nacional.


El hito histórico que significa cumplir 200 años de vida independiente nos tiene que necesariamente sentarnos a reflexionar sobre como y cuanto ha ido progresando nuestra sociedad. Constantemente los gobiernos de la Concertación y los medios de comunicación nos bombardean con ideales sobre la concepción del bicentenario, de manera tan majadera e irrisoria, que pareciera que estuviéramos asentados en una utopía social, donde todo parece estar relacionado con el progreso económico y los avances tecnológicos, sin embargo la realidad pareciera tener matices menos estrafalarios. El avance del país en lo económico e infraestructura es innegable, y mucho de aquello es vida y obra de los gobiernos de la concertación en estos últimos 20 años, pero ¿Que pasa con la situación de pobreza que sufren miles de chilenos?- A pesar los de la preocupación y los esfuerzos realizados para apaliar las necesidades mas urgentes y básicas, aun existe un porcentaje importante de personas que viven en condiciones de tal precariedad, que se asemejan mas bien a sujetos del centenario de Chile.


En la medida de que existan miles de familias que tengan alguna deficiencia en lo económico o social, esto repercutida decisivamente en el desarrollo y bienestar de todos los integrantes en sociedad. Por lo general, la condición de pobreza tiene varias aristas que pueden asociarse algo que va mas allá de lo económico, como el nivel educacional que tenga algún proveedor dentro de una familia, donde sin duda si no existen las herramientas necesarias para que esta persona pueda acceder a una educación de calidad, lo mas probable es que su familia viva en una situación deficiente económicamente. El deficiente y escaso sistema público de salud también puede fomentar una condición de precariedad y mortandad a los sujetos y sus familias producto de la mala planificación y gestión en proyectos públicos de esta índole. La falta de viviendas también genera una problemática social que no solo nos afecta como país sino además como continente, durante siglos en América Latina ha existido una deficiencia considerable de viviendas, esto ha provocado que muchas personas tengan que vivir en situación de hacinamiento o de allegados. Bajo estas condiciones de precariedad estructural es común que se provoquen roses y conflictos al interior de la familia, que pueden concluir con agresiones físicas o psicológicas, o inclusive con quiebres y carencias afectivas producto de la incapacidad de los espacios para realizar vida familiar y cuidar de los lugares más íntimos y privados de cada individuo. Unos de los programas estrellas del Bicentenario que se preocupa efectivamente de esta problemática es “Un techo para Chile”. Con un seudónimo asistencial, Un techo para Chile realiza intervenciones de enfoque autonomista- promocional, en el cual su principal objetivo es corregir las deficiencias existentes en pos de un cambio sustentable en el tiempo con respecto a las viviendas básicas, pero de manera más planificada y proyectada en el tiempo. Su trabajo intenta generar impacto social, pero desde la visión y perspectiva de un agente personalizado, que se manifieste desde el interior al exterior, es decir, a partir de sus conocimientos y especializaciones intenta generar condiciones que eventualmente pueden modificar la realidad y el malestar social. No obstante el programa no intenta fomentar cambios a nivel más macro o en el marco de algún proyecto publico, sino que planifica un programa en concordancia con la comunidad para mejorar sus viviendas de emergencia y las condiciones de sus barrios.


Sin embargo el factor económico sigue siendo el de mayor importancia cuando hablamos problemáticas sociales, en ella se puede identificar los problemas que más nos dividen como nación independiente como las desigualdades de clase, el acceso efectivo y de calidad a la educación, conflicto étnico cultural (mapuches / Estado Chileno), mejores oportunidades laborales y salariales, etc. Estos son algunos de los factores que inciden sobre las familias más pobres del país, que se ven constantemente obstaculizadas de obtener algún beneficio en bienes o servicios, y por el contrario sufren de malas condiciones de vida, del rechazo social, discriminaciones, falta de oportunidades e incesante carencia de recursos que van aumentando sus conflictos generando situaciones de pobreza. La condición de precariedad en la que se encuentran millones de personas en la actualidad no pasan solamente por las capacidades fisiológicas o cognitivas que tenga el ser humano individualmente, sino que también se condiciona a su entorno ambiental y a los diferentes agentes socializadores que influyen decisivamente en la conformación de su personalidad y misión de mundo.


Actualmente las políticas públicas no han sido capaces de dar solución a la pobreza y la desigualdad, por ello el Trabajador Social tiene que constantemente renovar su rol dentro de la sociedad ante los cambios que sufre el país. El sistema capitalista conocido como Neoliberalismo también provoca cambios políticos en las prácticas sociales, donde la economía juega un papel fundamental en la formación y ejecución del comercio, fortaleciendo la libre circulación de capitales, el libre comercio de bienes y servicios y la libre inversión, todo esto bajo un costo social importante. El sujeto el visto como un ser de consumo dentro de las sociedades modernas, lo que explica que las interrelaciones entre sujetos sea netamente individualista. El individualismo promueve la necesidad de velar y empujar por nuestros propios intereses y privilegios para alcanzar éxito social, que se traduce en poder, dinero y prestigio. Es por ello que resulta necesario dentro de este contexto insertar cambios sobre el quehacer profesional, generando reflexiones y debates sobre el contenido teórico y de praxis del Trabajo Social contemporáneo.


Bibliografía

Este artículo fue inspirado en los siguientes postulados:

1.- Enlace: www.bicentenariochile.cl

2.- Enlace: www.wikipedia.com/bicentenariodechile

3.- Partes del Capitulo X del libro de Jorge Gilbert, Introducción a la Sociología, editorial LOM, pp. 285-311
4.-
Nidia Aylwin, Ensayo sobre programa piloto de apoyo integral a las familias en situación de extrema pobreza, Santiago, 2002